Para tener una explicación simple a los nombres que dominan esta zona ubicada al abrigo de los concejos de Piloña y Caso, tendríamos que hacer un ejercicio mental muy simple: Muchos años atrás, siglos atrás, estaríamos hablando de la Edad Media o posiblemente de tiempos anteriores, no había carreteras que llegaran a los pueblos ni amplias pistas diseminadas por la geografía asturiana que hicieran habitual el tránsito de todo tipo de vehículos por sitios apartados. La montaña no era tan fácil de alcanzar, no se podía hablar de llegar a la mayoría de las cumbres en el día y regresar al lugar de residencia como se hace hoy. Imaginemos que estos lugares apartados eran mucho más desconocidos. La incógnita era grande, lugares aislados y vírgenes. Los peligros y misterios daban lugar a algunos miedos que se instalaban como sentimiento habitual de la gente. Se desconocía, mucho más que ahora, el poder de algunas fieras que habitaban en los bosques. Se escuchaban sonidos desubicados entre marañas de árboles tenebrosos que se intrincaban cada día entre niebla asustadiza y orbayu incómodo. Es lógico pensar que el apelativo de “Infiernu” venga de ahí: un ríu del Infiernu con ruido desconcertante, una foz del Infiernu atrapada entre rocas escabrosas y un bosque del Infiernu oscuro. Un poco más arriba aparece la palabra “Moñacos” para nombrar una foz vertiginosa y unos montes perdidos en las alturas. Se cree que Moñacos se deriva de “demoniacos” lo que hace pensar en que la figura del demonio estaría presente en cada rincón y en cada pisada.
Conocer este paraje requiere entrar en un valle de Piloña, concejo nombrado así por estar al pie del oña (viejo nombre de una corriente de agua) o, lo que es lo mismo, al pie del río. En la capital, Infiesto, aprovechamos la carretera PI-4 para entrar hacia Espinaredo, pueblo que atesora uno de los mejores conjuntos asturianos de hórreos bien conservados, también muestra un centenario tejo y una vieja tilar al lado de la iglesia. El asfalto sigue hacia el pueblo de Riofabar o Rifabar, lo atraviesa y termina en el aparcamiento de un área de descanso junto al río. Es el área recreativa de La Pesanca, uno de los espacios asturianos de este tipo con más popularidad.
Introducirse en el bosque no tiene duda posible. Se atraviesa el puente de cemento y se continúa por la ancha pista, empieza lo bueno. Un bosque de especies autóctonas que nos asombrará hasta que lleguemos a la foz de Moñacos. Primero en Piloña y después en Caso. El cambio de municipio supone, administrativamente hablando, la entrada en el Parque Natural de Redes. Éste es uno de esos sitios donde resulta inverosímil la distinción entre un espacio boscoso y otro, una línea de un plano decide quien se lleva la categoría pero en la ruta hacia Moñacos eso no es lo que nos importa. Lo destacable es el entorno y el respeto por la naturaleza.
La pista forestal sube con ancho trazado y buen piso, salvo en las ultimas curvas que dan entrada a la foz de Moñacos. Los puntos destacables y detalles más importantes quedan reseñados en el siguiente resumen:
Km 0. Salida del área recreativa de La Pesanca (410 m), pasamos el puente sobre el ríu del Infiernu y dejamos una fuente a la izquierda.
Pasamos al lado de la casa del Muñizón (430 m). Al lado entra un camino hacia el río.
Encontramos una entrada hacia un prado y el río con muro de hormigón.
Poco después, entrada hacia Degoes, se ven las cabañas al otro lado del río (subida directa al picu Les Vízcares, por vallina Luíña).
La pista llanea hacia el sur, encontramos el desvío hacia Cureñu y Treslafuente en el interior de la foz del Infiernu.
Km 2 (media hora). Foz del Infiernu. Se suceden cuatro puentes (El Mercandín, La Tarantosa, Pontúa y Patín) Entre los dos últimos se encuentra la portilla de entrada al concejo de Caso y parque Natural de Redes .
Km 3,2 (45’). Desvío a la izquierda hacia L’Argañal y Pandemules (635 m).
Km 4,2 (1h). La pista describe curvas cerradas y sube al puente sobre el río Los Cobilones. Empieza la parte más bonita del bosque.
Unos metros a la izquierda del camino observamos un árbol apodado “el candelabro”.
Km 6 (1h 30’). La pista empieza a zigzaguear, el camino empeora.
Km 7 (1h 45’). Entramos en la foz de Moñacos. Surge la posibilidad de seguir por el camino que asciende por el monte Moñacos hasta la braña’l Cuetu y luego subir a la parte alta de la sierra, donde podríamos ascender a Los Tornos, Cuetón , Entrepeñes, etc.
Si lo que nos queda es dar la vuelta, el paseo se convierte en descansado además de agradable. El hayedo majestuoso se acompaña de algunas cascadas y pozas desperdigadas a lo largo del camino. Rincones apartados. Posiblemente hayamos pasado cerca de ese ser inofensivo que controla los árboles y los animales. No hemos visto su espesa cabellera, sus piernas de cabra, su rostro humano, ni sus retorcidos cuernos. Dicen que ayuda a quienes se adentran en el bosque para enseñarle los caminos aunque con manía tenaz hacia leñadores y cazadores por los daños que provocan. Siempre nos quedará la duda: ¿Nos habrá visto el busgosu?...
Maravillosa descripción de una ruta mágica.
ResponderEliminarTe felicito por la cantidad y calidad de información que ofreces.
Y si me das tu permiso, me gustaria Poder utilizar tu escrito para ilustrar la convocatoria de un evento singular que voy a organizar en la foto de Moñacos.
Por supuesto, mencionando claramente tu autovía.
El evento consiste en un recital en plena forma.
El Segundo Recital de Montaña.
El segundo lo organicé hace dos años en la majada de Treslafuente.
Ah, si te apetece acudir sería estupendo.
Va a ser el sábado 31de mayo.
Un saludo y felicitaciones por este texto.