18 may 2008
Ponga, los pueblos sin fumu
Ponga se encuentra en otros valles. Para llegar a sus pueblos, el recorrido por carretera es largo. El valle contiguo al concejo casín se encuentra cerrado en su salida a León, aumentando así más la percepción de aislamiento. El proyecto de carretera por Ventaniella hacia la provincia vecina nunca tuvo éxito. Algunas carreteras del interior de Ponga son incómodas, inverosímiles y descuidadas por sus responsables. La que comunica Abiegos con Sobrefoz, la de Viegu y unas cuantas más, no son comunicaciones apropiadas para nuestros tiempos lo que no quiere decir que no se puedan usar con el debido cuidado.Pero no me apetece seguir poniendo problemas al concejo vecino porque en realidad es un concejo apasionante y misterioso en el que las sensaciones son otras. Cada alto, cada pueblo, cada mirador regala una montaña empinada y una naturaleza intachable. Fue declarado Parque Natural en el año 2003, siete años después de no haber sido integrado en el de Redes. Poco importa este detalle ya que toda nuestra Cordillera Cantábrica debería y llegará a estar reconocida como un gran Parque Natural.Quiero fijarme en unos lugares de Ponga, en los que sigue amaneciendo y oscureciendo cada día, aunque parece que en ellos el tiempo se hubiera detenido definitivamente. Son los pueblos abandonados, esparcidos por sus montes, en los que el hombre ahora sólo es pasajero.
A tres horas de camino desde Taranes, se encuentra la aldea de Vallemoru, colgada sobre los cantiles del río Semeldón. Se quedó sin habitantes a principios de los setenta. Aparentemente es un pueblo aislado e insólito, pero antiguamente no fue así ya que estaba relativamente cercano al camín Real que bajaba de Taranes hacia Cazo, de hecho su elevada población llego a tener una prospera situación tiempo atrás. Allí nació Juan Priede, quien era concejal socialista en Orio (Guipúzcoa), asesinado por la banda terrorista ETA el 21 de marzo del 2002, a los 67 años. La capilla, bajo la advocación de San Antonio, su cementerio y resto de construcciones se encuentran a merced del tiempo y la naturaleza.
Buscando más lugares perdidos por el hombre, nos desplazamos al desfiladero de Los Beyos. Desfiladero de quesos exquisitos y hórreos típicos con tejados a dos aguas. Encontramos otra cosa inverosímil, es la carretera que atraviesa el escarpado defiladero. La carrera surge con la necesidad de comunicar la zona oriental de León, zona de cereal capitalizada en Sahagún, con las principales poblaciones de la costa. Ribadesella poseía uno de los puertos más importantes. El primer plan era atravesar el puerto de Tarna y enlazar con Campo de Caso e Infiesto por el camín Real, se desestimó. También se desestima el paso de Ventaniella por lo que el proyecto se enfoca hacia el puerto de Pontón. El proyecto de Severo Robles es del año 1852 contempla siete puentes. En 1869 estaban construidos 24 Kms., faltaban otros 20. En 1891 aún faltaban cuatro puentes, por lo que los transeúntes usaban pasarelas provisionales. En fin, una obra descomunal.
Antes de Puente Vidosa, a la izquierda, sale el camino hacia Rubruellos, otro pueblo al que aisló la construcción de la carretera ya que antes estaba en el camino principal hacia las praderías de Sajambre. Las laderas de las montañas que rodean Rubriellos son tan empinadas que resulta difícil comprender el tipo de vida que debían llevar sus habitantes.A la derecha de la carretera, desde Pombayón, el asfalto sube a San Ignacio y el camino se prolonga hasta la aldea deshabitada de Canisqueso. Dicen las leyendas exageradas que en estos pueblos, los paisanos cuando se ponían a segar, se ataban para no caer al Sella.Por la foz de Los Andamios se alcanza una inverosímil carretera construida por un particular leonés a principios de los cincuenta para el aprovechamiento forestal. El asfalto se retuerce hacia el pueblo de Casielles, bajo peña Salón. Desde su iglesia, una pista continúa hacia los pueblos de Caviella y Biamón, ambos totalmente desiertos. El último de ellos se encuentra al final de la mal llamada “senda del Cartero” y que debiera llamarse camino Degüera. Biamón es un pueblo bien situado, en el que se pueden ver numerosas construcciones, varios hórreos beyuscos y casas aparentemente conservadas. Caviella es más pequeño y peor situado.Si continuamos por la carretera de Los Beyos hacia el puerto del Pontón, pasamos puente Huera y llegamos al siguiente: puente Angoyu, el cual marca el límite con León. Más arriba, en el km. 120, se encuentra el puente Vaguado, por el que podemos acercarnos al pueblo de Tolivia. Dicho pueblo comunica con el caserío de Llué por la collada Reces. Allí se desarrolló uno de los capítulos más curiosos y escalofriantes de las montañas asturianas. Martinón era un fuerte sajambriano, casero de Llué, donde vivía con su esposa Pascuala.
En enero de 1893, le sorprende la muerte de ella en medio de una gran nevada. Decide enterrarla en el exterior de la cabaña donde permanece incluso las primeras noches hasta que se da cuenta de que la merodea una manada de lobos. A partir de ese momento, por las noches la desentierra y la mete en la casa y por el día la vuelve a enterrar en la nieve. El 31 de enero se decide a coger la caja a hombros y subir a Reces, duerme en una cuadra. El día 1 de febrero baja a Tolivia. Valerio, vecino del pueblo, es el primero en encontrarse con él y vuelve hacia el pueblo a pedir ayuda. Un concejo en el pasado, formas de vida que hoy no podrían entenderse, trabajo incómodo y muchas necesidades. Lugares detenidos y autodestruyéndose. ¿Volverán algún día a ser sitios con vida o se quedarán ahogados por el abandono? El futuro es una incógnita, Ponga es una esquina del paraíso.
Fotos: Biamón, Canisqueso e iglesia de Tolivia.
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